Aún nos faltan unos meses para la berrea y para que ronco bramido del venado invada cada rincón de nuestros campos.
Lo tenemos a tiro, ha llegado el momento crucial. ¿Pero dónde situamos el tiro para que el ciervo de nuestros sueños caiga fulminado y no se nos marche malherido?
Enrique Lacuesta os ofrece en este nuevo capítulo de todas las claves sobre el emplazamiento del tiro y las armas y municiones que puede utilizar para que tenga éxito en sus próximos recechos.
Toma nota. Y ya sabes… ¡Vista, suerte y al venado!
El venado es la especie venatoria por excelencia que caza de múltiples formas: en nuestra típica montería en la que constituye la pieza reina, en batidas, a rececho o en la muy específica berrea.
Desde las dehesas ocupadas por rehalas y agarres, hasta los bosques cerrados, a boca de otoño, cuando el animal busca a su corte entre una brama que le delata o trajinando por sus zonas de querencia, esperándolo a primeras horas de la mañana o al final del día, camuflándose, acercándose, tratando de dar con el macho elegido, bien de gran trofeo o bien selectivo… hay gustos para todos.
Para el cazador que desea los mejores trofeos, con muchas puntas y puntos, lo indicado es el rececho o la berrea, donde podrá seleccionar la cabeza que cumple sus expectativas.
Pero para el que antepone el lance, la adrenalina y las múltiples oportunidades a las medidas, nada como la montería, donde disfrutará ampliamente con esta modalidad tradicional y centenaria.
Son populares también los descastes o batidas a hembras, aunque por su carencia de trofeo tienen menos interés.
ARMAS Y MUNICIONES ADECUADAS PARA EL VENADO
Todos los sistemas actuales de repetición pueden emplearse en la caza del venado.
No obstante, la universalidad recaerá en este caso, como para muchas otras modalidades de nuestro planeta, en el rifle de cerrojo.
Será en las monterías o en batidas donde podrán prosperar el resto de sistemas, rifles todos de buenos resultados en este ámbito.
Así, los rifles semiautomáticos otorgan una demoledora cadencia de tiro por la rapidísima sucesión de sus disparos.
También, como no, los preciosos express, yuxtapuestos o superpuestos, el arma ideal para monterías y ganchos en lugares espesos, con calibres casi exclusivos para estos menesteres, como el 8 x 57 JSR o el 9’3 x 74R; su belleza y el glamour de ese su casi instantáneo segundo disparo nos hará relativizar lo ajustado de su precisión a una distancia preestablecida dentro de unos márgenes demasiado concretos.
Unos y otros precisarán del adecuado visor según la caza a practicar:
– En batidas imperarán los pocos o nulos aumentos, así como los sistemas de punto rojo o los visores tipo 1,1-4 x 24, que supondrán la mejor elección.
– Cuando el primer requisito a cumplir sea salvar distancias y captar mejor la luz, caso de los recechos, con luz tenue y disparos en lugares muy abiertos y de escasa vegetación, habremos de irnos a configuraciones más potentes, como los 1’5-6x, 2,5-10x ó 3-12x con objetivos de 42 a 56 mm., entre otros.
En la munición, la oferta también es amplísima. Clásicamente los fabricantes de armas para la caza de tamaño medio, de hasta unos 200 kg, donde englobaríamos al venado, han ofrecido sus rifles en los muy comunes .270 Winchester, .30-06, 7 milímetros, .300 Winchester Magnum, etc.
Éste sería el esquema más sencillo. El cazador que quiera aprovechar su .243 Winchester con puntas en torno a 80 a 100 grains puede marchar a un rececho de venado con ciertas garantías de éxito.
El .270 Winchester, con proyectiles de 130, 140 y 150 grains, es ya un clásico en estos menesteres, e igualmente otros no-magnum en su línea, como el 7mm-08 Remington, o el 7×57 Mauser (antiguo .275 Rigby), o también el .308 Winchester con puntas más pesadas, de 140 a 180 grains, serían calibres todos ellos de sabida eficacia, capaces de dar mucho en armas de poco peso y de dimensiones muy contenidas.
Más potente sería el 30-06, uno de los calibres con más amplio catálogo de variedades de tipos y pesos de balas, desde 55 a 220 grains, capaz de abatir los más grandes venados centroeuropeos.
En el grupo de los que podríamos llamar “super-medios”, de 7 milímetros, encontramos desde el 7 mm Remington Magnum de siempre, a los 7 mm WSM, el 7 mm RUM, el 7 mm Weatherby Magnum, etc.
Y en los “super-medios” de 7’62 mm, los diferentes .300, como el .300 Winchester magnum, .300 WSM, .300 Weatherby Magnum o .30 R Blaser, que, con puntas de 150 a 220 grains, están preparados para dar contundencia en cualquier situación que lo requiera.
De los 8 mm en adelante, hasta los 9’3 milímetros, el abanico sigue ampliándose. Desde el 8 x 57 JRS, con puntas partiendo de los 123 grains, 8 x 57 JS, 8 mm Remington Magnum, 8 x 68 S, un típico calibre “all-around” alemán, .338 Winchester Magnum, .35 Whelen o 9,3 x 62, este último un calibre que ha destacado siempre tanto en África como en nuestros campos, o el 9,3 x 74R que tantos express recamaran.
Son muchos los que preconizan que para el venado, por la blandura de su piel y su anatomía, no son precisas las puntas expansivas “duras” de hoy en día, como las Barnes XBullet, Swift-A-Frame o Winchester Fail Safe, prefiriendo las más “blandas”, de expansión más rápida, como las convencionales puntas blandas, Nosler Ballistic Tip, Winchester Soft Point, etc.
Sin embargo, una Nosler Partition será una buena elección para los que quieran penetración y buena expansión, o la Swift Scirocco, prácticamente hecha a propósito para el 7 mm Remington Magnum, que reúne trayectoria perfecta, buena expansión y contundencia.
EL CORRECTO EMPLAZAMIENTO DEL DISPARO
El venado es un animal esbelto y de piel fina, con una estructura ósea resistente y bien adaptado a la carrera.
Su capa marrón-ocre o canela le sirve para camuflarse bien en su entorno montano y goza de unos excelentes sentidos del olfato, vista y oído.
Como en todos los animales de caza, las opciones sensibles incluyen:
– Cerebro y médula espinal.
– La zona del hombro-corazón.
– El área de los pulmones.
Éstos en cuanto a lo más inmediato, otros más “discretos” dentro de la mortalidad, y no elegidos como primera opción, serían las zonas hepática o renal.
Desde luego, aquí los tiros al cerebro están fuera de lugar: es un animal de trofeo y podría arruinarlo, tan solo un tiro al cuello sería sensato ante un animal muy enmontado que no deja otra opción.
En los disparos laterales es bastante sencillo localizar el esquema de partes vitales, ya que su piel fina permite identificar fácilmente los relieves, los impactos en la zona del hombro o inmediatamente posterior a éste… y por encima del húmero del animal, serán fulminantes.
En las posiciones de tres cuartos con el venado de cara al cazador, la protuberancia del hombro más cercano a nosotros es el punto a elegir como referencia.
Y si bien el tiro con el animal totalmente de frente no es el más deseable, caso de ser imprescindible hay que buscar la zona en la que el cuello se une al tórax, en la línea que marcarían los hombros, aquí también visibles, o justo debajo de ella; los desvíos laterales irán a uno u otro pulmón y al resto de órganos posteriores, hígado, paquete intestinal, etc.
Texto: Enrique Lacuesta
Fotos: Adolfo Sanz