El negocio del Lobo: el sufrimiento de algunos, un lucro para otros

Mientras los pastores se arruinan y cobran tarde, mal y nunca los daños producidos por el cánido, florecen los negocios “ecológico-turísticos” basados en la sinrazón y empleando malas artes en la mayoría de los casos. Y todo ello sin la elaboración de censos fiables y bajo el pánico a la deriva panfletaria y el acoso a través de las redes sociales.

En España se ha robado a los ganaderos, pues el Estado ha ignorado a los sindicatos, abordando el problema de los daños a la ganadería extensiva con unos datos obsoletos y mal confeccionados.

No, no voy a perderme por los vericuetos legales, informacionales y mendaces con los que acojonan a otros. Me repetiré en alguna ocasión, pero voy a dejarlo bien claro. La liebre se levantó el 18 de junio de 2014, cuando la Junta de Castilla y León dijo que el nuevo censo del lobo aumentaba un 20% con respecto al de 2001 y estimó en 179 manadas y 1.600 ejemplares la población de la especie en esta comunidad.

¿No es motivo suficiente para que nuestros sindicatos ganaderos recurran a Estrasburgo si hace falta? El Gobierno debería restituir económicamente el daño provocado a los ganaderos y valorar de alguna manera el acoso que han sufrido por quienes todos sabemos. En definitiva, pagar dejándose de cuentos.

Un lobo a punto de iniciar su ataque sobre ganado vacuno

SU AUMENTO EN ESPAÑA YA SE ESPERABA

Es posible que la ganadería extensiva de Castilla y León ya no levante cabeza como consecuencia de los daños propiciados por el lobo.

En España, el Gobierno quiere sacar dinero de donde sea, y las juntas administrativas y demás entes de menor cuantía tienen muchos comunales que le vendrían bien al Gobierno de España, por eso se les está acosando con la contabilidad y con cuatro cosas más que debían de hacer las diputaciones provinciales.

Sea lo que fuere, lo del lobo no tiene explicación racional alguna, y menos cuando todos los sindicatos lo advirtieron por activa y por pasiva.

– 1988. El último censo español de lobos es de 1988, y cifró sus resultados en 294 manadas existentes entonces en España, lo que suponía una población de entre 1.500 y 2.000 ejemplares, a los que se debían sumar los 100 ó 120 de Portugal.

– 18 de junio de 2014. La Junta de Castilla y León anunció que el nuevo censo del lobo aumenta un 20% con respecto al de 2001, estimando en 179 manadas y 1.600 ejemplares la población de la especie en Castilla y León.

– 15 de septiembre de 2014. García Tejerina y su homólogo francés anunciaron pedir un cambio en la normativa europea que permita la caza del lobo al sur del río Duero. Ambos remitieron un escrito a la Comisión Europea solicitando la modificación de la Directiva Hábitat con el objetivo de ”lograr la desprotección del lobo al sur del Duero”, permitiéndose su caza en esta zona, donde ahora está estrictamente protegido.

Los grupos ecologistas y similares pusieron el grito en el cielo porque veían peligrar su chollo. Pero cuando los científicos dieron fe de su aumento, fueron los primeros en apuntarse a caballo vencedor. En definitiva, se les vio el plumero… y más que se les verá si finalmente se elabora ese censo nacional que se anunció en 2013.

– 18 de noviembre de 2014. El PP defendió en la Comisión de Medio Ambiente del Congreso una proposición no de ley en la que instó al Gobierno a promover las medidas necesarias para censar y gestionar las poblaciones de lobo ibérico en España como instrumento “fundamental” para la conservación y gestión de esta especie.

-18 de diciembre de 2014. Todos los medios de comunicación de Europa dieron fe del aumento de las poblaciones de osos, lobos y otros depredadores.

SIEMPRE SE CAZÓ Y NUNCA SE EXTERMINÓ

Antes de que existieran las armas de fuego, se construían las loberas para proceder en consecuencia y espantarlos del lugar cuando atacaban al ganado doméstico, pues con uno que se capturara, ya se enteraba el resto de que “pintaban bastos”, yéndose “con la música a otra parte”.

Y cuando se trataba de un lobo solitario o tullido que atacaba al ganado doméstico… muerto el lobo, se terminó el problema.

Luego, cuando aparecieron las armas de fuego, el tema se sofisticó con batidas, pero sin descartar las loberas, por ser más efectivas y tradicionales. El declive de las loberas llegó con el desmantelamiento del mundo rural a través de los diferentes gobiernos.

El cazador de a pie no da un duro por abatir un lobo o un zorro. Lo hace como un deber y no por diversión. Por eso me río cuando la Administración manda abatir lobos a celadores y a otros cuidadores.

Decir también, cómo no, que otras veces lloro… como cuando en Álava tuvieron un accidente casi mortal por no ser aquello lo de ellos. Y eso de permitir abatir lobos en las batidas o en las esperas nocturnas gusta a pocos, pues a nadie nos hace gracia abatir un lobo y tener a los “ecolojetas” en manada llenando su vacío existencial a costa ajena, como hacen con la caza del zorro en Galicia.

Antes, cuando se producía un ataque, se tocaba a arrebato y, como si de una huebra se tratara, cada uno sabía lo que tenía que hacer y dónde colocarse en esas loberas que se está comiendo el monte o se están recuperando, en parte, de cara al turismo de baratillo.

Sepan que el lobo también vivía, y no mal, en Tierra de Campos. Y aun cuando no había loberas, sí que había linderas, arroyos y cañadas que hacían sus funciones. Todavía vivirán meriteros que hablarían mejor que yo de esto.

El-negocio-del-lobo_lobera

Una de las loberas que aún pueden encontrarse derruidas en el norte peninsular.

Para compensar al pastor y a los damnificados, en cada Ayuntamiento se instauraba la Casa de Pósitos, procediéndose a la valoración de inmediato para reponer las reses y la cantidad resultante de peritar daños intangibles como, por ejemplo, los inherentes a la paridera, al gasto veterinario de los animales lesionados en su loco huir y hasta el estipendio que cobraba el sanador para quitar el estrés a los rebaños.

No se sonrían, no. Que los atrasados son ustedes, pues un servidor ha observado cómo el sanador o visitador echaba el ojo al ganado y, casi de inmediato, cambiaba el rebaño. Sepan que nadie se quejó jamás de esas personas normales que los veterinarios respetaban tanto como todos nosotros.

Ahora, cuando el lobo se ceba con las cabañas extensivas, cuyos animales siempre estuvieron sueltos en sus prados y pastizales, la Administración trata al pastor como un defraudador en potencia y, después de hacerle rellenar mil papeles, tarda en pagarle años. Sí, he escrito “años”.

Pero es que, además, la Administración paga unos precios irrisorios que no tienen en cuenta lo que teníamos antaño en lo que se refiere a daños no visibles en el rebaño. Miren ustedes, por lo general, cuesta más la peritación de los funcionarios que los daños a pagar, con la diferencia de que los funcionarios cobran puntualmente todos los meses y el ganadero no.

Sí, ya sé que la Administración está en crisis como todo lo demás. Pero el pastor no es un tercero al que se le pueda hacer pasar por todas las fases del ADOP con la disculpa de que el epígrafe presupuestario, que se dotó muy por debajo de lo previsto, está saldado y hay que esperar a hacer una transferencia presupuestaria. Los pastores oyen una jerga así y muchos de ellos sufren el daño de los lobos en silencio por no escuchar a semejante caterva.

CENSOS “OFICIALES” DE LOBOS EN ESPAÑA

Dependiendo de la fuente consultada, se estima que en España actualmente hay entre 3.500 y 4.000 lobos, pero con el censo de Castilla y León muchos se han dado cuenta de la tremenda mentira sostenida en el tiempo.

Mentira que ha arruinado a pastores como consecuencia de haberse instalado el Estado en unos datos de 1988. Claro, ahora, cuando ha publicado la Junta de Castilla y León que el censo ha aumentado en un 20% con respecto al de 2001, ese censo en el que los ecologistas situaban a la especie al borde del caos, nadie dice nada ni pide explicaciones al respecto.

El-negocio-del-lobo_mapa-distriY sepan que, salvo el censo de Castilla y León, el resto está muy desactualizado, por lo que los aumentos serán mayores. Los lugares coloreados por mí en el mapa son aquellos que soportan manadas sobredimensionadas como consecuencia de una nefasta gestión que no les permite su expansión a un ritmo más acelerado a fin de evitar la ruina de los ganaderos y unos daños que, salvo en Vizcaya, no son compensados debidamente en ninguna autonomía de España.

Tenemos, por ejemplo, el caso de Cantabria, donde algunos ganaderos tardan en cobrar los daños entre tres y cuatro años. Por otra parte, todos los censos, a excepción del de Castilla y León, están atrasados y deshomogeneizados para impedir ser computados con rigurosidad a través de la cartografía y la informática.

Y lo están así como consecuencia de que no tienen el debido peso todos los habitantes del mundo rural, y mucho menos los cazadores, pues en algunas autonomías entienden que la caza es nivelación de la población y se la encargan a los celadores, quienes abordan un tema ajeno a su profesión, dándose, por desgracia, casos de heridos graves en el manejo de las armas.

Castilla y León cuenta con el censo más actualizado, y ahora España ha tomado la decisión de elaborar uno a nivel de Estado, lo cual no quiere decir que se haga. Esta decisión se tomó cuando los científicos de Europa afirmaron que las especies “grandes” van en un aumento imparable, lo que ha dejado con un palmo de narices a quienes hasta la fecha han vivido del lobo mientras nuestros ganaderos se arruinaban y abandonaban la profesión.

Tarde o temprano, a quienes acosan a los colectivos más indefensos para vivir a costa de ellos les saldrá muy caro. Al Gobierno de España le interesa que el lobo siga extendiéndose por el este, pero los vascos y navarros no están por la labor a la vista de lo que les ocurre a sus vecinos.

Un ejemplo muy concreto de ello es el lío que se ha organizado como consecuencia de que en Asturias hay ganaderos que cobran una cantidad de Agroseguro y otra de la Administración autonómica. Pues bien, en Vizcaya se hace con luz y taquígrafos y nadie dice nada. Y cuando se arriesga el lobo a entrar por Carraza, pongo por caso, no se andan con chiquitas y cortan por lo sano.

El lobo colonizará el este por los Pirineos si no se buscan soluciones. Resumiendo, podemos afirmar que si se sigue dando vela en este entierro a los “ganavidas”, el lobo corre el mismo peligro que cuando se incentivaba desde la Administración. Y eso ni lo queremos los cazadores ni los propios ganaderos.

El mundo rural siempre se llevó muy bien con los carroñeros, dándoles caña únicamente cuando se pasaban. Nosotros no colgamos en las paredes cráneos de lobos, siendo su caza un deber más que un placer. Pero, no lo olviden, todos admiramos al lobo y no queremos erradicarlo.

Ustedes, señores de la Administración, sí que quieren no tener ruidos. Para nosotros, señores míos, el lobo es uno de los nuestros. Ah, y jamás desaparecerá. Nunca

 

HAY MÁS LOBOS DE LOS QUE PUEDE SOPORTAR EL MEDIO 

Es evidente que en España sobran los lobos en muchos lugares y faltan en otros, pero nadie se ha estrujado el cráneo para buscar una nivelación cuya posibilidad es incuestionable. ¡Ojalá fuera así la del lince! La Administración española, muy cuca ella, carece de estadísticas sistematizadas y actualizadas con las que poder dar respuesta de inmediato.

Y sigue así a pesar de que Europa se lo está reclamando tanto como esas normas europeas sobre cuencas hidrográficas que España sigue incumpliendo.

La titular del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA), Isabel García Tejerina, y su homólogo en el Gobierno francés, Stèfane Le Foll, han solicitado a la Comisión Europea la modificación de la Directiva Hábitat a fin de que se puedan cazar lobos tanto al norte como al sur del Duero.

¡Pero con la Directiva hemos topado! En España, el Congreso de los Diputados modificó, de la noche a la mañana, la “sacrosanta” Constitución para incluir el control del déficit en la Carta Magna a instancias de Ángela Merkel… y no pasó nada. Pero eso de modificar la Directiva Hábitat es un atentado a los subterfugios y vericuetos legales por los que se mueven los ecologistas y similares.

Temas similares han propiciado que la Federación Andaluza de Caza (FAC) y la UNAC (Unión Nacional de Asociaciones de Caza) estén pidiendo una auditoría transparente de los fondos del Estado, de todos nosotros, que reciben las organizaciones ecologistas, además de entidades que por un lado cogen el dinero de las preferentes y por el otro se lo donan a grupos no muy decentes.

Y lo están pidiendo de forma urgente Jamás el lobo tuvo en España tanta caza mayor como la que tiene ahora. Nunca. Caza de la que puede nutrirse si se hubiese gestionado bien toda la Biodiversidad, pues en vez de empujarles para colonizar toda España, nos hemos empecinado en no espantarlos, tratándolos a cuerpo de rey allá donde están ahora. Pero para que no avancen más, sobra más de la mitad.

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NOS FALTAN MUCHOS DATOS

El aumento de la presencia del lobo en Castilla y León provocó un repunte de los ataques al ganado en 2013 de un 12%, más que hace cinco años. Bien… ¿y qué? Miren ustedes, yo no me contento con tan poco.

Soy informático de profesión y para literaturizar este asunto necesito conocer los datos de una cabaña. Pongamos la cabaña vacuna a nivel nacional por citar un caso. Pues bien, yo preciso conocer cuántas están estabuladas y cuántas no, así como las semiestabuladas.

Y de estas últimas requiero saber los meses en los que la ganadería se convierte en extensiva. Qué menos. También necesito conocer si pernoctan en apriscos o cuadras techadas o sin techo.

En definitiva, estar al tanto del número de reses extensivas y de las medidas de seguridad adoptadas, humanas (pastores) o automatizadas. En este último caso, hablo de dotaciones tales como pastores eléctricos, mastines con carlancas y otras que se han demostrado insuficientes, pero son menos que nada.

No me vale lo que hace la Junta de Castilla y León con los topillos campesinos (Microtus arvalis): decir poco, tarde, tergiversado, por provincias y al revés. Son datos públicos y no pienso pedirlos de forma genuflexa, y mucho menos publicar lo que ellos me manden para disponer de libros encuadernados y datos oficializados.

No. Yo necesito datos públicos no protegidos por la Ley Orgánica de Protección de Datos. Les recuerdo que en septiembre de este mismo año, la Consejería de Agricultura y Ganadería de Castilla y León ha sido condenada por vulnerar el derecho de acceso a la información ambiental en la gestión del topillo campesino.

Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León le obliga a entregar a SEO/ BirdLife un informe denegado por la Administración sobre la efectividad del uso de rodenticidas.

No me gustaría proceder igual que los de la SEO. Y mucho menos cuando tanto ellos como yo sabemos lo que estoy pidiendo. Me gustaría que España entera se retratara ante el crimen que se ha cometido y se sigue cometiendo con los ganaderos extensivos. Solo así se comprenderían muchas cosas. ¿O no?.

LOBOS Y GANADERÍA EXTENSIVA: ¿COMPATIBLES?

Los lobos son incompatibles con la ganadería extensiva cuando se sobredimensiona el censo y se trata el asunto a la chita callando a fin de que florezcan otras actividades lúdico-ecológicas.

El abandono rural, al que obligan los daños del lobo, provoca que el monte corra un grave peligro de incendio, propiciado por la ausencia de ganado extensivo.

Si tuviésemos una Administración con la cintura suficiente como para tratar consecuentemente el problema de los lobos y dejasen proceder como procedían los alcaldes rurales o pedáneos de antaño, se podría asumir un número suficiente que contentara a propios y extraños.

Texto: Miguel Ángel Romero Ruíz

Fotos: Hermanos Ruiz Díez y autor

Nota aclaratoria: Las opiniones vertidas en este artículo son las de su autor. Algunas de las fotos que lo ilustran han sido tomadas a lobos salvajes en su medio natural, y ha sido cedidas a Trofeo Caza por los hermanos Ruiz Díez, autores del libro Tres clanes, El lobo ibérico en alta montaña, sin que implique que ellos compartan estas opiniones.

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