Reproducción de la Tórtola

Reproducción Tórtola

Reproducción de la Tórtola

Estudio sobre la reproducción de la tórtola en España 
Mario Sáenz de Buruaga (1),  Felipe Canales (1) y José Luis Robles 
(1) Consultora de Recursos Naturales, S.L. 

Proyecto Tórtola de FEDENCA 
Ante la incertidumbre de la situación real de la tórtola europea en nuestro país, especialmente condicionada por su éxito reproductor, su flujo migratorio y la incidencia de predadores sobre su población, el siguiente estudio pretende arrojar algo de luz sobre el presente y el futuro de una de las protagonistas de nuestra media veda.

El apoyo de la Fundación Biodiversidad (Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente) ha sido esencial para poner en marcha el Proyecto Tórtola (PT), que FEDENCA promovió en 2012. La mayor parte de los datos recabados por este proyecto derivan de la colaboración de cazadores y sociedades de caza que, bajo la ilusión de un amplio equipo de profesionales y voluntarios, hace posible que el Proyecto Tórtola vaya consolidándose. A todos ellos, muchas gracias.

La tórtola común es una de las especies cinegéticas más importantes de España y protagoniza la caza, junto con la codorniz, en el periodo denominado media veda. Se ha cuestionado desde varios frentes la sostenibilidad de esta práctica cinegética por dos razones principales: por un lado, por ejercitarse antes de la finalización plena del periodo reproductor y, por otro, porque hay opiniones que apuntan a que la tórtola estaría sufriendo un declive poblacional que sugeriría una moratoria temporal para cazarla.

La tórtola europea es un ave migratoria y estival en España, sujeta a grandes y habituales oscilaciones en su flujo migratorio y en su éxito reproductivo. La incertidumbre que rodea a la especie es grande y, aunque la investigación y estudios cinegéticos en España tienen ya cierta trayectoria, los referidos a las especies migratorias son menos y con mucho menos recorrido, más aún para la tórtola. Para una revisión del conocimiento de la especie en España, ver, por ejemplo, Puerta (2011) o Consultora de Recursos Naturales, S.L. (2011 y 2013).

Como señalan Rocha et al. (2009), ante la dificultad de manejo de esta especie es necesaria la puesta en marcha de una red permanente de seguimiento para la obtención de datos rigurosos, prácticos y actualizados aplicables a la gestión. Se trata de conseguir información anual de lo que llega, lo que se reproduce, la productividad que se tiene, lo que cruza de paso y lo que se extrae por la caza, todo ello referido al contingente reproductor de las rutas migratorias más occidentales de Europa. Es esta información la que permite tener argumentos sólidos para legislar adecuadamente sobre la especie y, en su caso, enmarcar su aprovechamiento cinegético sostenido. Hasta ese momento, es el principio de precaución el que, cuando menos, debe regir la caza de este ave.

Uno de los puntos importantes en la planificación del aprovechamiento es analizar el acoplamiento entre la biología de la especie y los periodos de caza, aspecto que hoy en día es objeto de debate, dado que la Directiva Aves impone a los Estados miembros la obligación de impedir que las “especies a las que se le aplica la legislación de caza (…) sean cazadas durante la época de anidar ni durante los distintos estados de reproducción y crianza”.

El establecimiento de los periodos de caza es competencia de las comunidades autónomas, pudiendo haber, entre distintas regiones de España, diferencias fenológicas relevantes en la reproducción de la tórtola. Sólo el conocimiento preciso de esos calendarios biológicos de la especie en las diferentes regiones puede servir de base para establecer periodos adecuados de caza.

El principal estudio sobre fenología reproductiva de la tórtola europea que existe en España se refiere a Extremadura, con información recabada hace más de diez años. La actividad reproductiva se inicia en la primera quincena de abril, la incubación se prolonga hasta la segunda de julio y hay pollos recién salidos del nido hasta la segunda quincena de agosto. El máximo reproductivo tiene lugar entre la segunda quincena de mayo y la primera de julio (Hidalgo y Rocha, 2001, 2002; Rocha e Hidalgo, 2004). Estos autores interpretaron que si la caza empieza a mediados de agosto, un 2,7% de los progenitores son abatidos cuando aún tienen pollos en el nido; y que si la caza se inicia a mediados de agosto, durante los primeros días de la media veda se abate un elevado número de jóvenes volantones (13,5%), ejemplares recién salidos del nido que aún no han tenido tiempo para prepararse, ejercitarse y adquirir experiencia (Rocha et al., 2009).

A continuación se exponen los conocimientos que el Proyecto Tórtola está recabando sobre la reproducción de la tórtola en España. El objetivo es obtener información del mayor número posible de nidos repartidos por varias regiones de España. Es una labor acumulativa y a largo plazo. Los datos han sido recogidos por varios colaboradores (cazadores, vigilantes, técnicos). La tabla 1 reseña los colaboradores de este apartado del Proyecto Tórtola.

Las tórtolas construyen nidos frágiles que consisten en una acumulación de ramillas en forma de efímera plataforma cuyo contenido puede a veces observarse desde el suelo. El seguimiento debe realizarse siempre a distancia, con ayuda de prismáticos, sin acceder al nido y, por supuesto, sin manipular las aves (la tórtola es muy sensible a la manipulación y, de hecho, los manuales señalan que se debe evitar el anillamiento de pollos de esta especie –Sales, 2000–).

Se persigue principalmente en el Proyecto Tórtola determinar la existencia de “pollos volantones”, es decir, que están a punto de abandonar el nido o que acaban de hacerlo pero que revolotean a su alrededor. La ficha de seguimiento de cada nido permite anotar la fecha de cada visita y el estado reproductivo del mismo: fecha de primera localización, huevos, pollos pequeños (menos que media tórtola), pollos grandes en nido, pollos fuera del nido (no vuelan), pollos que vuelan… La ficha también incluye campos para la recogida de la información sobre datos de la localización de los nidos, especie arbórea o arbustiva utilizada como soporte del mismo y características del entorno.

Del conocimiento del estado del nido en una sola visita pueden estimarse con cierta fiabilidad las fechas de puesta, incubación, crianza y fecha de salida del nido de los pollos y su capacidad para volar. La estima fenológica es mayor a medida que se dispone de más nidos seguidos.

En el año 2012 se consiguió información de un total de 10 nidos, seis en Albacete (Castilla-La Mancha) y cuatro en Valladolid (Castilla y León). En 2013 se tomaron datos de 35 nidos, 12 en Ávila (Castilla y León), 12 en Cádiz (Andalucía) y 11 en la Comunidad de Madrid. Por tanto, los datos aquí manejados proceden, sobre todo, del centro y sur de la Península Ibérica, algo a tener presente en todo lo que sigue.

El número de visitas varió entre tres y siete en 2012, con una media de 5,10, y entre dos y diez en 2013, con una media de 7,03. En el conjunto de los controles, la media de visitas fue de 6,60.

La tabla 2 resume el esfuerzo dedicado al seguimiento de nidos de tórtola europea durante los años 2012 y 2013.

Tamaño de puesta y éxito reproductor 
Los diez nidos controlados en la temporada 2012 fueron exitosos, sacando jóvenes adelante. En la temporada 2013 los nidos objeto de seguimiento sí sufrieron pérdidas (cf. Gráfico 4): de los 35 nidos controlados, 29 (83%) sacaron pichones y en 24 (69%) llegaron a salir del nido y volar.

En el conjunto de los nidos controlados en 2012 y 2013 (n=45), 39 (87%) sacaron pichones y 34 (76%) llegaron a criarlos hasta salir del nido y también llegar a volar (cf. tabla 3).

Estos datos de éxito reproductor, que son relativamente altos, están dentro de los referidos en otros estudios ibéricos (cf. Rocha & Hidalgo de Trucios, 2002), que muestran valores de éxito reproductivo total (porcentaje de nidos con pollos criados respecto al total de nidos) entre el 36% y 72,4%, con la mayoría de los casos entre el 53% y el 58%.

El tamaño de puesta observado fue siempre de dos huevos (n= 42) en las dos temporadas. El número de pichones sacados adelante en los nidos controlados oscila de 0 a dos (1-2 en 2012), con una media de 1,90 (n=10) en 2012 (95% del tamaño de la puesta) y de 1,09 (n=32) en 2013 (54,5% del tamaño de la puesta). La media para las dos temporadas es de 1,27 (n=42), que supone el 63,5% del tamaño de la puesta.

Señalan causa de pérdida de huevos o pichones 21 de los 45 nidos controlados en 2012 y 2013, una proporción del 46,67%. De los casos en los que se señala la causa de la pérdida (n=21), ocho (30,10%) corresponden a condiciones meteorológicas adversas; para uno de los nidos fracasados (4,76%) la causa de la pérdida es desconocida y 12 pérdidas se atribuyeron a predación (57,14%), siendo los predadores a los que se atribuye la pérdida de huevos y pollos los siguientes: azor (Accipiter gentilis), corneja negra (Corvus corone), grajilla (Corvus monedula), urraca (Pica pica), lirón careto (Eliomys quercinus), gato doméstico cimarrón (Felis catus) y rata (Rattus sp.).

Otros estudios (cf. Rocha & Hidalgo de Trucios, 2002) reiteran la predación como una de las principales causas de pérdida de nidos, cosa lógica por otra parte. Entre los predadores se indican rapaz diurna, córvidos (urraca, cuervo –Corvus corax– y rabilargo –Cyanopica cooki–), lirón careto y un ofidio, la culebra de escalera (Rhinechis scalaris). Otro origen de pérdidas relevante en otros estudios es el abandono. Curiosamente, la influencia de condiciones meteorológicas no se menciona, a diferencia de lo que el Proyecto Tórtola sí detecta en varios casos. No es descartable una cierta correlación entre ambas causas de pérdida de nidos.

Se ensayó el seguimiento de algunos nidos (n=5) con cámaras fotográficas en Cádiz (autor: Antonio Jesús Molinillo Guerra). Tres de los nidos sufrieron predación (por una rata, un lirón careto y una grajilla) y otro no llegó tampoco a sacar pichones (causa de la pérdida desconocida). Sólo uno de los nidos con el dispositivo del fototrampeo sacó los jóvenes adelante. Es interesante señalar el interés de este método para la identificación de las causas de las pérdidas de nidos, que muchas veces, con la única observación en determinados momentos de los nidos sólo pueden ser especulativas. Por otra parte, a pesar de lo reducido de la muestra, el porcentaje de nidos perdidos ha sido alto. Queda la duda de si este método, el trampeo fotográfico, podría implicar alguna vulnerabilidad añadida hacia ser predado. Sin duda, podría ser un aspecto importante a testar.

Fenología de la reproducción 
A partir de los datos recogidos por los colaboradores en las fichas de seguimiento de nidos, teniendo en cuenta la duración de las distintas etapas de la crianza (unos 14 días de incubación, 18-20 días de estancia en el nido de los pichones, siete días entre la salida del nido y el vuelo), se ha realizado una estimación (por quincenas) de la fecha más probable del inicio de la puesta, de la eclosión de los pichones y de la salida del nido por los jóvenes volanderos. Los gráficos 5 y 6 resumen esta información.

El pico de puestas de los nidos controlados se sitúa en la segunda quincena de abril y la primera de mayo para las dos temporadas, extendiéndose el periodo de puestas entre la primera quincena de abril y la segunda quincena de junio. La segunda quincena de abril agrupa puestas en el 30% de los nidos de 2012 y en el 34 % de los nidos de 2013, mientras que la puesta en la primera quincena de mayo corresponde al 30% de los nidos de 2012 y el 23% de los nidos de 2013. En conjunto, en estas dos quincenas realizan la puesta el 60% de los nidos de 2012 y el 57% de 2013. La puesta en la segunda quincena de mayo es también importante (20% en 2013), mientras que en junio los porcentajes de puestas son ya menores.

La aparición de los pichones en los nidos controlados, en lógico retraso respecto a las fechas de puestas, tiene los picos en el mes de mayo, extendiéndose entre la segunda quincena de abril y la primera quincena de julio. En la primera quincena de este mes sacan pichones el 30% de los nidos de 2012 y el 38% de los nidos de 2013. En la segunda quincena de mayo aparecen pichones en el 30% de los nidos de 2012 y en el 28% de los nidos de 2013. En el global de este mes aparecen pichones en el 60% de los nidos de 2012 y en el 66% de los nidos de 2013. En junio aparecen pichones en el 30% de los nidos de 2012 y en el 17% de los nidos en 2013. En la primera quincena de julio sacaron pichones el 10% de los nidos en 2012 y el 7% de los nidos de 2013.

Los jóvenes volanderos aparecen sobre todo en el mes de junio, extendiéndose la salida del nido entre la primera quincena de mayo para los más tempraneros y la segunda quincena de julio para los nidos más tardíos. En la primera quincena de junio hay pollos volanderos en el 10% de los nidos de 2012 y en el 35% de los de 2013. En la segunda quincena, la proporción de nidos con jóvenes volanderos es del 30% en 2012 y del 13% en 2013. En el conjunto del mes, los nidos con volanderos son el 40% en 2012 y el 48% en 2013. Los nidos más tardíos, con volanderos en la segunda quincena de julio, corresponden al 10% en 2012 y al 17% en 2013. Es una proporción interesante, teniendo en cuenta que en la fecha de la apertura del periodo hábil en muchas zonas llevarán pocos días con plena capacidad de vuelo.

Como conclusión, según estos datos, el periodo reproductor se extiende desde la primera quincena de abril hasta al menos la primera quincena de agosto (considerando desde el inicio de las puestas hasta que los jóvenes vuelan), resultado muy similar al encontrado por Rocha & Hidalgo de Trucios en su estudio en Extremadura. El pico de actividad reproductora (puestas y crianza de pichones) corresponde a la segunda quincena de abril, mayo y primera quincena de junio, mostrando pues algo de adelanto respecto a lo indicado en otros trabajos ibéricos (cf. Rocha & Hidalgo de Trucios, 2002).

DESPIECES 
Tabla 1.
Colaboradores en  la recogida de  información sobre  nidos de tórtola  europea (2012  y 2013)
AñoProvinciaNombre
2012 Albacete Isidro Moreno Castillo
Valladolid Jesús Velasco Sanz

2013Ávila
MadridJesús Fernando Arribas Iglesias
CádizAntonio Jesús Molinillo Guerra
Eduardo Briones Villa
Joaquín Traverso Sanduvete

Tabla 2. Control de nidos de tórtola europea (2012 y 2013)

AñoProvinciaNidos PromedioMínimoMáximo
controladosde nº visitasde visitasde visitas

2012Albacete64,6736
Valladolid45,7557
Total 2012105,1037

2013Ávila128,00210
Cádiz124,6728
Madrid118,55410
Total 2013357,03210

Total general456,60210

Los soportes de nidificación  
Los colaboradores en el seguimiento de nidos de tórtola europea localizaron éstos en 12-13 especies de árboles y arbustos (gráfico 1). El número de fichas que indican este dato es n=44. La mayoría de los nidos se localizaron en acebuche, olea europaea (18%), encina, Quercus ilex (18%), roble melojo, Quercus pyrenaica (14%), fresno, Fraxinus angustifolia (12%) y varios pinos (pino albar, Pinus sylvestris; pino megral, Pinus nigra); y pino resinero, Pinus pinaster), que en conjunto suman un 25%.

El resto de especies en las que se han encontrado nidos son: almendro, Prunus dulcis (5%) carrasca, Quercus coccifera (2%), enebro, Juniperus sp. (2%), quejigo, Quercus faginea (2%) y chaparro, quizá Q. coccifera o Q. ilex (2%). Como puede apreciarse, y en consonancia con la procedencia de información, especies típicas de la vegetación mediterránea.

Puede observarse que las especies o grupos de especies donde se ha encontrado un mayor número de nidos corresponden a árboles y arbustos perennifolios (acebuche, encina, pinos), quizá por la mayor cobertura que ofrecen al inicio de la temporada reproductora, selección también observable en otras colúmbidas nidificantes en árboles, como la paloma torcaz o la tórtola turca. Olivos, acebuches y encinas han sido también señalados como soportes preferentes en otros estudios ibéricos (cf. Rocha & Hidalgo de Trucios, 2002).

Sorprende también la ausencia de citas de soportes importantes en otras áreas, como el espino albar, Crataegus monogyna, buscado en zonas más norteñas (Francia, Gran Bretaña, valles norteños de la meseta ibérica)

De las fichas de seguimiento que indican este dato (n=34, cf. Gráfico 2), la mayoría de las localizaciones de los nidos (44%) corresponden a formaciones arboladas extensas (bosque), el 26% corresponde a grupos de árboles, el 21% a pies aislados y el 9% a formaciones de ribera.

Sorprende la ausencia de citas de nidos en setos, uno de los hábitats típicos de las tórtolas en los grandes valles de la meseta norte ibérica, seguramente resultado de la limitada cobertura territorial del estudio, que no ha llegado a estas zonas.

Hábitat dominante en el entorno del nido  
Otro de los datos para caracterizar la ubicación de los nidos es el tipo de hábitat dominante en un entorno de 500 metros de radio alrededor de la ubicación del nido. El hábitat predominante en el entorno del nido (n=36; Gráfico 3) se corresponde con ambientes en los que domina una vegetación relativamente abierta y los mosaicos. Predominan los hábitats cultivados con especies herbáceas (42%) y mosaicos de pastizal-matorral (30%). Otros medios son las dehesas con arbolado abierto (11%), con pastizales o pastizal-matorral y los pastizales (14%). Dominio de hábitas de bosque en el entorno de los nidos sólo se señalan en el 3% de los casos (una localización).

En Extremadura, la tórtola europea es una especie típica de las dehesas y hábitats asociados a ellas, con localizaciones de nidificación asociadas a pastizales, rastrojeras y otros cultivos, matorral mediterráneo (cf. Rocha & Hidalgo de Trucios, 2002), por tanto ambientes similares a los encontrados en este trabajo.

Reproducción Tórtola
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