Caza menor internacional
De faisanes y becadas en Stanton Lacy
Amanecer en el campo en los Costwolds  constituye un lujo incomparable para cualquier aficionado a la caza o amante de la naturaleza. Este distrito del West Country, en Inglaterra, incluye territorios de varios condados y encierra una gran belleza tanto en los espacios abiertos como en sus núcleos urbanizados. Allà se desplazó el autor para asistir a una cacerÃa de faisanes y becadas en Stanton Lacy (Inglaterra), una preciosa finca en la que solo se cobra fauna salvaje.
En los Costwolds pueblos y aldeas están formados por casas de piedra ajardinadas de espectacular presencia. Algunos, como Moreton in the Marsh o Bibury, son conocidos por sus templos gastronómicos: The Grouse in the Marsh o Bibury Court. Otros como Tedbury, lo son por sus tiendas elegantes, Stratford up on Avon es la cuna de Shakespeare… En todos ellos, en cualquier mañana de sábado de invierno se observa una inusitada actividad relacionada con los deportes del campo. Vecinos que sacan a pasear a sus perros antes de iniciar el viaje hasta el cazadero, lÃneas de jinetes camino de las pistas de entrenamiento, todos ellos con una sonrisa en la boca y una actitud amigable: good morning, lovely day! aunque el dÃa esté cubierto y neblinoso. Todos con el optimismo subido, propio del comienzo del fin de semana. Los Costwolds atraen un turismo especializado en casas de campo y jardines, favorecido especialmente por ciudadanos de nacionalidad norteamericana.
CAMINO DE LA FINCA
Hoy la cita para nosotros está en Stanton Lacy, una finca cercana a Ludlow, en el condado de Shropshire, justo al lado del hipódromo de esta ciudad, de muy agradables recuerdos.
Pasamos por la puerta de la escuela donde estudió Victoria, la pequeña de la casa, una granja convertida en colegio. Hasta allà iba su madre cada dÃa a recogerla montada en un pony y llevando del diestro a otro, que a la vuelta era montado por la niña, una niña que acudÃa al colegio con casco y botas de jinete. Asà el entrenamiento de los caballos quedaba asegurado.


Los ojeos son muy deportivos y nadie manifiesta ansia alguna por cobrar muchos pájaros.
Como cumpliendo con un ritual imperecedero, hacemos un alto para tomar café y comprar la prensa en un establecimiento tradicional en la travesÃa de un pueblo. Mucha gente vestida con plus four, breeches de caza y calcetines altos de lana y de colores vivos. Mucha gente que va a cazar.
Como seis veces durante otros tantos sábados de la temporada de caza, se reunen en Stanton Lacy la mencionada familia Windsor-Clive y los Salwey, de The Lodge, en Ludlow. Varias generaciones de ambas familias han aprendido a cazar en este lugar. Unos van como escopetas para ocupar los puestos y otros van de batidores, según los dÃas. Y por supuesto, muy importante, todos llevan sus perros, especialmente labradores y springer spaniels, pero también algún que otro foxterrier, lurcher o golden retriever.
SOLO CAZA SALVAJE
Se dan una serie de ojeos pequeños entre los que escopetas y batidores se trasladan a pie, siempre sobre las suaves colinas desde las que se divisan las
numerosos. El récord de la propiedad puede estar alrededor de las 100 piezas cobradas. Pero el disfrute es el mismo que en las grandes batidas y además, por su origen, los pájaros vuelan muy bien.
Hoy, entre los invitados, aparte de este forastero del sur de España, hay algunos universitarios de Oxford, compañeros y amigos de un vástago de la familia Salway. Encantadores, derrochando exquisitas maneras que solo se aprenden en el campo británico y que después se potencian en colegios de internado y en universidades como Oxford o Cambridge. También hay algún niño armado con escopeta paralela del 28 y, por supuesto, señoras que ayudan a batir, actúan de cobradoras compitiendo entre ellas con sus perros y suministran un exquisito almuerzo de campo que yo me encargo de regar con jerez amontillado seco.
EN EL PUESTO
Me prestan la número 2 de una pareja de escopetas hechas por James Purdey and Sons en 1932, que perteneció al Brigadier Windsor-Clive y la heredó su hijo George. Aunque son del estilo de las mÃas, diseñadas por mi abuelo aproximadamente en la misma fecha, me cuesta cogerle el corte y en los dos primeros ojeos tiro como un auténtico gañán, esto es, errando los tiros fáciles y abatiendo algún pájaro alto. Los ojeos son muy deportivos y nadie manifiesta ansia alguna por cobrar muchos pájaros. Se descartan los que vuelan bajos y algunos cazadores no tiran a las becadas. Yo llego a derribar dos, pero solo consigo cobrar una. Otras no las he tirado porque me han salido del bosque en las mismas narices, mariposeando entre los árboles. Salen también muchas palomas, pero altas, fuera de tiro. Ahora, con los árboles caducifolios desnudos de hojas, se adivina la silueta ascendente de los faisanes arrancados por los spaniels y si no hace viento, como hoy, se oyen perfectamente su aleteo y su voz de alarma.


Perros que ayudan a cazar faisanes y becadas en Stanton Lacy
Por mi parte, me entretengo bastante mirando a los herrerillos revolotear entre los serbales y no le quito ojo a un grupo de reyezuelos sencillos que se colocan a tres metros. Me divierte y me interesa mucho observar a los pardillos piquigualdos, twite, que aquà no tenemos. Hasta el sol hace su aparición y aprovecho para hablar con mis amigos que ha venido siguiéndome desde AndalucÃa la Baja.
A veces salen del bosque corzos, pero también muntjacks que nos pasan muy cerca. En el último ojeo me entra un zorro de vistoso pelaje rojizo. Sale de la cobertura del arroyo a lo limpio, pero al verme, se da media vuelta, cruza el cauce y galopa pendiente arriba por la ladera de enfrente. Esta es la época, enero, en que los zorros tienen mejor pelo y el mejor momento para curtir y conservar sus pieles.
La hora del té se va aproximando y tras el último ojeo caminamos por una plantación de leguminosas hasta el cottage. Las capturas han llegado a 39 faisanes, 4 becadas y un conejo que cogieron los perros.
Esperábamos cobrar algún pato pero habÃa muy pocos en una pequeña laguna incluida en la penúltima batida. Tan solo salieron una pareja de porrones moñudos y algún pato real, que evitaron la lÃnea de escopetas escurriéndose por un lado.


Cobrador y cazadora cambian de puesto. A la derecha, resultado de un ojeo. Sólo se cazan piezas salvajes, por lo que las perchas no son muy abultadas
STANTON LACY
Se trata de una propiedad cuyos derechos de caza han sido arrendados por la familia Windsor-Clive durante generaciones. Nuestro objetivo es batir los faisanes y tenemos posibilidad de cobrar también algunos patos y becadas. En el camino hasta allÃ, siempre siguiendo el borde entre Inglaterra y Gales, el paisaje sigue siendo de lo más atractivo. Los setos que delimitan los campos están recientemente recortados, todos a la misma altura, como si todo el escenario rural fuera un gran jardÃn. Hay árboles centenarios por doquier: sicomoros, cedros del LÃbano y robles nativos. Algunos, desprovistos de sus hojas en esta época, aparecen literalmente cubiertos de palomas torcaces, que les dan una apariencia de retrasados y gigantescos árboles de Navidad. Otras veces son bandadas de zorzales reales las que los adornan, aves invernantes en busca de las últimas bayas del otoño.
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EN LA CUNA DE LA CIVILIZACIÓN Y DEL CONFORT
TodavÃa el domingo pude seguir disfrutando de los Costwolds. AsÃ, tras desayunar, fui a dar un paseo a los perros de la casa a lo largo de un recorrido por caminos públicos del campo, hasta una pequeña aldea en cuya tienda compré los periódicos. Cada prado, cada puente, cada lindero entre propiedades, aparecÃa perfectamente mantenido y sin una brizna de basura. A veces, casas espectaculares en estratégicas posiciones dominando cursos de agua o pequeños lagos, ponÃan el tono urbano a este atractivo distrito rural. En una de las primeras casas de la aldea, a la entrada de la misma, dejamos un cartón de huevos vacÃo, junto con la cantidad de tres libras esterlinas para, a la vuelta, recoger el cartón rellenado. La caja de madera que contenÃa un cuenco para depositar el dinero y el espacio para los huevos, tenÃa impreso en la parte superior: Honesty box, por razones obvias…
El campo en Gran Bretaña, con sus costumbres y tradiciones y sus cuidados paisajes, constituye el mejor reflejo de lo que entiendo es la nación entera: la cuna de la civilización y el confort.
Javier Hidalgo
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Juan carlos Ros Lorente
noviembre 11, 02:06