Aun cuando la liebre escasea y la demografía de la zona disminuye, todavía hay un halo de esperanza entre una joven generación que recoge gustosa y con renovadas ilusiones el testigo de mil generaciones viejas.
Antes de entrar en materia, creo conveniente explicar, muy someramente, un escenario galguero por excelencia donde la liebre siempre fue una devoción más que una afición practicada por excelentes galgueros en un terreno llano como la palma de la mano. Allí carece de perdederos y, en ocasiones, utiliza como tales los pueblos pequeños semiabandonados de una zona ubicada en Castilla y León que con sus 94,47 kilómetros cuadrados es la región mas extensa de Europa.
Tierra de Campos, con sus casi 5.000 kilómetros cuadrados, es la llanura más amplia de Castilla y León, donde cabe destacar la homogeneidad de sus caracteres que la configuran como una unidad geográfica, aun cuando esté enclavada dentro de varias provincias (Valladolid, Palencia, Zamora y León), siendo Palencia, con sus aproximadamente 2.000 kilómetros cuadrados, la que mayor parte ocupa. Desde el punto de vista geomorfológico, Tierra de Campos se corresponde con lo que se denomina una unidad morfoestructural de campos o campiñas arcillosas. Su altitud oscila entre los 750 y 800 metros.
Antes de la Concentración Parcelaria y del éxodo masivo de sus habitantes, era un precioso enclave salpicado de pequeños pueblos en los que había un lugar destinado a viñas, guindaleras, adoberas, prados comunales, muladares, plantíos y una rica arquitectura consistente en casetas de adobes en el campo, palomares a las afueras de los pueblos… donde las liebres contaban con buenos perdederos. Pero llegó la Concentración Parcelaria y se llevó por delante hasta los caminos y cordeles de la Mesta. Robo descarado que ahora tratan de revertir… y en ello están desde hace años.
ASÍ SON LAS LIEBRES EN TIERRA DE CAMPOS
No voy a poner en duda la existencia “única” en Tierra de Campos de la liebre ibérica (Lepus granatensis). Ni mucho menos. Pero sí que voy a decirles que es una liebre más pequeña que la del resto de las llanuras de España, como consecuencia de que al carecer de perdederos naturales tiene que ingeniárselas más y mejor para salvarse de las fauces de los galgos mediante regates debidamente dosificados en función de la carrera hasta dejar atrás a los galgos y perderse en el horizonte.
Al igual que el resto de las liebres, tienen muy desarrollado el oído, el olfato y la vista, y cuentan con una excelente capacidad mimética. Hasta aquí no hay diferencias de ningún tipo con las de su género, ¿no?. En lo que sí hay diferencias, si se miran detenidamente y a conciencia, es en el peso, en el esqueleto que es mucho más ligero y –me imagino– que también tendrán diferencias en el sistema circulatorio.
La liebre de Tierra de Campos es más pequeña que la del resto de España. La definición de los galgueros es que la liebre de Tierra de Campos es más pequeña, ágil y saltarina. En definitiva: que corre mucho y no la aboca cualquier galgo.
Debido a una pésima gestión de la denominada “Plaga de topillos de 2007”, fueron contagiadas por la tularemia que en aquella plaga transmitían los topillos, y fueron muchísimas las que sucumbieron sin que hasta la fecha la Junta de Castilla y León haga una evaluación de la catástrofe que supuso en lo que a la Biodiversidad en general se refiere, particularemente a las liebres.
Lo cierto es que prácticamente desaparecieron y no se habilitaron medidas de emergencia para recuperarlas donde el miedo al contagio de la tularemia actúo como freno a la hora de cazarlas o de hacerse con ellas a través del atropello u otras causas furtivas por el estilo.
Todavía la liebre sigue sin recuperarse ni nadie ha instrumentado una solución al respecto tan elemental como la de habilitar hábitats que favorecieran su reproducción y su encame mediante simples zarzas plantadas en las linderas o en los arroyos.
Como comentario de fondo, pero sin ninguna evidencia documental que lo avale, se dice que se trajeron liebres de granja contagiadas y que las importadas fueron quienes contagiaron a los topillos.
Y al ser plaga, se la transmitieron hasta a los cangrejos de río habida cuenta de los pescadores atendidos y siempre silenciados por la Junta de Castilla y León.
Ahora dicen, pero no señalan, a nuevas importaciones, sueltas y traslocaciones. Pero nadie se moja en un asunto que les puede acarear graves consecuencias a todos.
Ahora se las ha vuelto a dar otro palo monumental como consecuencia de la plaga de topillos que la Junta no quiere reconocer como tal. Pero ha quemado miles de kilómetros de linderas de fincas y caminos, así como la vegetación de los arroyos. No contentos con ello, han pasado la retroexcavadora por miles de kilómetros y, de esta manera, la liebre queda a la intemperie, sin un refugio seguro, donde la pueden sorprender los muchos depredadores diurnos.
Resumiendo, hay pocas liebres y no se cuidan adecuadamente bajo un Plan Director que coja el toro por los cuernos.
Por si fuera poco lo antes expuesto, están los de la escopeta, que, como no hay perdices ni conejos, quieren resarcirse de lo mucho que pagan sin ningún otro miramiento. Y nadie les dice nada habida cuenta de que suelen ser foráneos y los ayuntamientos, juntas administrativas y tratantes de tarjetas de cotos sacaban un dinero ganso que se les va marchando como consecuencia de que no hay lo que había, teniendo que fiar la suerte a las migratorias, que tampoco abundan como antes.
O sea, antes comprabas una tarjeta haciendo venias hasta al Obispo de la Diócesis y ahora te las venden, que es muy diferente, y encima hay para escoger y se puede regatear el precio. De nada sirve que los cazadores rurales quieran sacar la liebre adelante si entran quienes no tienen esa sensibilidad por ser ajenos al mundo rural. Y no lo harán con mala fe, qué va, lo que ocurre es que no saben medir las consecuencias. Por eso hace años que circula el siguiente dicho: Las liebres de los montes para los sabuesos y las de los llanos para los galgos. Y así debiera de ser, pero si el alcalde pedáneo es el primero que da prioridad a los euros a corto plazo, pues estamos apañados.
Por si fuera poco, el mundo galguero es un mundo endogámico que no se relaciona con los ajenos. Y lo entiendo, pues cuando no les roban los galgos les disparan a la liebre que corren los galgos y encima se la llevan creyéndose que le han hecho un favor al galguero.