Tras un comienzo caluroso y seco, donde se han suspendido a causa del tiempo algunas monterías, al fin ya está aquí noviembre, el mes montero por excelencia, por lo menos para mí.
Hace ya 48 años que en este mes logré abatir mi primera res, un venado, en la finca Fuentevieja, en Córdoba, y aún recuerdo con nitidez el día y el lance.
Los primeros fríos ya se han notado en la parte sur y las reses ya no acusan el calor, los rastros se hacen más patentes y las rehalas trabajan muchísimo mejor, lo que repercute muy positivamente en los resultados al finalizar la jornada montera.
También las primeras y deseadas lluvias han hecho al fin acto de presencia y el campo está ya más fresco, perfecto para montear.
Los jabalís ya están prestos a empezar su celo y los grandes machos empiezan a hacer su aparición en las monterías, aunque como siempre son las hembras y los más jóvenes los primeros en moverse nada más sentir a los perros y, por tanto, los primeros en entrarnos al puesto.
Los grupos de hembras con sus crías ya crecidas y algún buen macho que las acompaña hacen que se nos alegre el día si nos entran en condiciones y podemos disfrutar de un buen lance.
También es posible ver a alguna cierva con su cría nacida tardíamente, que por su pequeño tamaño a veces es presa fácil de los perros, aunque es cierto que su futuro es más que incierto.
El colocarse en el puesto sin los calores del mes pasado, sintiendo el fresco de la mañana, es una delicia, aunque a veces la aparición de la lluvia desluce en parte el día.
Personalmente, prefiero mojarme que tener que aguantar un día ventoso, muy malo para montear, aunque en ambos casos las defensas de las reses se resienten y estas optan, si pueden, por no moverse demasiado.
Aquí entran en juego las rehalas, que, aunque no están aún en su momento óptimo de trabajo, ya llevan algunas monterías en sus patas y eso se nota en el rendimiento.
Estos lances de noviembre a un venado seguido de los perros o ese jabalí que han levantado de su encame y se acerca rompiendo monte hacia nosotros son la esencia de la montería; y si encima la res resulta ser un buen trofeo, el día se convierte en perfecto.
En esta temporada se va notando de nuevo la alegría de hace unos años; y aunque la crisis aún no nos dejó del todo, la venta de acciones se va recuperando y ya son muchas las organizaciones que han colgado el cartel de «completo» en sus programas.
Los venados cobrados hasta la fecha parece que van recobrando su calidad, aunque aún no del todo su grosor y es que, a pesar de la buena primavera pasada, las reses van a tardar más de una temporada en recobrarse de las cuatro anteriores, con una climatología adversa y seca; esperemos que la próxima primavera se presente al menos tan buena como la anterior y podamos disfrutar de la calidad perdida en parte y recuperar los grosores en las cuernas.
En cuanto a los cochinos, la calidad y cantidad se mantienen constantes, si acaso disminuidas por el gran número de aguardos, que hacen disminuir la cantidad de buenos ejemplares que se presentan en las juntas de carne.
Y no olvidar el gran peligro que se cierne sobre ellos, la peste porcina, que inexorablemente avanza por Europa y que esperemos no nos alcance en la península ibérica.
Como siempre, la presión animalista se está haciendo notar en la opinión pública; mentiras y exageraciones están a la orden del día, de estos urbanitas que con su absoluto desconociendo del mundo rural están intentando que asumamos sus tesis presuntamente conservacionistas, con el argumento falaz de que somos un peligro y que en la temporada de caza no se puede pasear sin peligro por los campos, dando por supuesto que el campo no tiene dueño, que es de todos y que nadie excepto ellos lo cuidan.
Esperemos que nuestros representantes nos apoyen y logremos con la unión hacer frente a estos grupos que pretenden prohibir la caza, sin pararse a pensar en los efectos tan negativos para el medio ambiente que tendría esta prohibición.
Y como siempre, no quiero dejar de señalar que no se nos olvide la precaución para evitar los accidentes de caza, muchas veces evitables si ponemos un poco de nuestra parte.
¡Mucha suerte y buena caza!
¡Nos vemos en el campo!
Félix Sánchez Montes