Aves como las tórtolas pueden detectar semillas tratadas con insecticidas pero un bajo consumo puede causarles la muerte

Una investigación ha descubierto que las aves granívoras pueden rechazar semillas y brotes tratadas con insecticidas gracias a indicadores sensoriales y no mediante asociaciones a alimentos dañinos. El equipo de investigadores, entre los que se encuentra uno del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), quería comprobar el rechazo de aves granívoras a insecticidas, los efectos causados por estos tras su ingesta y el posible rechazo de las aves a alimentos que asocien como adversos para su salud.

El estudio ha tomado como ave granívora modelo a una especie de tórtola sudamericana, la torcaza (Zenaida auriculata), a la que ha expuesto durante 3 a 5 días a tres de los insecticidas más empleados en semillas, como son el imidacloprid, la clotianidina y el tiametoxam. En este caso experimental han usado el sorgo como gramínea tratada, y también semillas de soja y sus brotes pero estos fueron menos concluyentes porque las aves cautivas apenas consumieron estos alimentos.

Los resultados del estudio muestran que las aves han mostrado un alto rechazo, «una repulsión primaria» del 97% en comparación con grano no tratado, al consumo del sorgo aportado con estos tres insecticidas. A pesar de este rechazo primario, que se explica por un señal sensorial que las aves detectan en el grano tratado, se constató la muerte por intoxicación del 38% y el 13% de los ejemplares expuestos a imidacloprid y clotianidina.

Las aves rechazan una semilla o brote tratado porque reciben alguna señal sensorial, pero no porque asocien a determinadas semillas por reacciones adversas al consumirlas (aversión condicionada). Así, durante el estudio se comprobó que las torcazas ingerían sorgo no tratado después de haber consumido sorgo tratado, pese a que este último les provocase cuadros de anorexia o alteraciones neurológicas. No comen el grano tratado porque “detectan” algo negativo en él, advierten los investigadores como conclusión importante del estudio.

En términos generales, el consumo de semillas tratadas con insecticidas, o los brotes de estas semillas, supone un riesgo ecotoxicológico para aves medianas como la tórtola del estudio. Aunque las aves puedan mostrar aversión a las semillas tratadas, el consumo de pequeñas cantidades de grano con estos insecticidas puede derivar en la muerte, cuando no en episodios de anorexia o alteraciones neurológicas.

El estudio Avoidance of neonicotinoid-treated seeds and cotyledons by captive eared doves (Zenaida auriculata, Columbidae) ha sido realizado por investigadores del Grupo de Investigación en Toxicología de Fauna Silvestre del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Argentina y el Instituto Nacional de Limnología (Inali) del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina.