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Descubren que los linces pueden alterar ecosistemas debido a su depredación sobre otros carnívoros
La presencia de lince ibérico tiene más repercusión sobre los ecosistemas de lo que se pensaba. Un estudio liderado por la Universidad Rey Juan Carlos y en el que participan el Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE, CSIC-UV-GVA), la Estación Biológica de Doñana (EDB-CSIC) y la Universidad Autónoma de Madrid, revela un efecto en cascada que pueden producir los grandes depredadores que se encuentran arriba en las cadenas tróficas. En el caso de la península ibérica, el lince está en lo alto como gran predador.
El estudio ha comprobado cómo la presencia de lince reduce la dispersión de semillas de piruétano, una especie vegetal de porte arbóreo y fruto carnoso que consumen varias especies de carnívoros del nivel trófico inferior, como zorros y garduñas. El lince es un súper depredador que, cuando ocupa territorios, elimina otros carnívoros competidores como el zorro o el meloncillo.
La investigación, que se desarrolló a finales de 2019, ha empleado cámaras de fototrampeo para comparar el comportamiento de alimentación de frutos de piruétano por parte de carnívoros frugívoros que coexisten con el lince ibérico en el Parque Natural Sierra de Andújar (Jaén) con otros de fuera de este espacio natural. «La distribución heterogénea del lince ibérico a lo largo del parque natural nos ofreció una oportunidad única para desarrollar este estudio experimental en zonas similares que difieren solo en la presencia/ausencia de lince», ha explicado la investigadora de la URJC Tamara Burgos, autora principal del estudio.
El lince reduce competidores carnívoros
Tras analizar las imágenes, el estudio ha concluido que el 70% y el 100% de las visitas a piruétanos de zorros y garduñas, respectivamente, ocurrieron fuera de territorios de lince. Los investigadores identificaron menos de la mitad de zorros diferentes que acudían a alimentarse a piruétanos en áreas con presencia de lince en comparación con zonas sin linces. «Los zorros y garduñas pueden ser fácilmente depredados por un competidor de mayor tamaño y el riesgo de depredación percibido dentro de los territorios de lince podría llevarlos a usar más intensamente zonas periféricas para evitar encuentros conflictivos con el lince», argumenta Burgos.
Los datos obtenidos tras el estudio muestran que el zorro es el carnívoro que consumió más frutos de piruétano, pero que el porcentaje desciende un 38% cuando se trata de territorios con presencia de lince. Emilio Virgós, líder del grupo de investigación en la Universidad Rey Juan Carlos, afirma: «Los zorros que coexistieron con los linces —en claro comportamiento anti-depredatorio— llegaron a ser frugívoros menos eficientes, consumiendo menos frutos por unidad de tiempo y haciendo visitas más cortas a los piruétanos».
Para compensar esta pérdida de disgregación de semillas de piruétano, el tejón es el carnívoro que «podría equilibrar la pérdida de semillas dispersadas por los zorros dentro de los territorios de linces en zonas donde esta especie llegue a mayores densidades, como ocurre en algunas zonas de Doñana», destaca Jose Fedriani, coautor de este trabajo e investigador del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE-CSIC).
Aunque los carnívoros estudiados no son los únicos consumidores de frutos, el resto de animales que también se alimentaban de piruétanos resultan dispersores de baja calidad, llegando a romper las semillas durante la masticación, como los ciervos. Por lo tanto, dado que se ha comprobado que el zorro es el principal dispersor de semillas de piruétano, en aquellas zonas linceras donde su presencia sea menor podrían experimentarse limitaciones en su dispersión debido a cascadas tróficas desencadenadas por grandes depredadores. Las cascadas tróficas son «un mecanismo poderoso que puede alterar funciones clave del ecosistema», concluye Burgos.
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