Tras el cambio de Gobierno en Castilla-La Mancha, y presionados por sus socios podemitas y las plataformas anticaza que tanto apoyo demagógico le brindaron, la primera ley que el Gobierno socialista se puso a modificar –cumpliendo con lo anunciado en la campaña electoral– fue la de caza de Castilla-La Mancha.
¡Prioritario para esta región! Todas las leyes son susceptibles de modificación, algunas hasta de ir directamente a la basura, y en este caso habría artículos modificables y otros eliminables directamente, pero lo que sí parecía claro es que su modificación se debía a un compromiso con quienes lo auparon al Gobierno de esta región, más que una necesidad acuciante de modificar una ley que acababa de ver la luz.
Una cosa que me llama la atención de los políticos es la premura en retirar o modificar leyes de otros Gobiernos de distinto signo político, si bien es cierto que unos con más celeridad que otros. Cosas de esta España nuestra, incapaz de conseguir que los partidos mayoritarios se sienten para sacar una ley consensuada y lógica, sin presiones de ningún tipo de lobby, y analizando las aportaciones con sentido común y en beneficio de a quienes va dirigida la ley, en este caso los cazadores, la caza y el medio ambiente, que somos los primeros interesados en mantener en el mejor estado de conservación posible.
Pues bien, llegados a este punto, ahora resulta que el apoyo de los podemitas le ha fallado al Gobierno de CLM, y por tanto es lógico pensar que no apoyarán esta ley, ya que tampoco su plataforma afín –una amalgama sindical y asociacionista muy activa según el color del Gobierno– no está de acuerdo. Esta nueva ley tiene ‘o tenía’ sus defectos, algunos de calado. Unos ejemplos:
De sumarse al acuerdo de la licencia única, ni rastro.
Roberto Rincón