En el mes de junio del 2016 se consiguió en Guadalajara un corzo que ha hecho saltar por los aires el ranking de trofeos de esta especie: el trofeo con más de 250 puntos C.I.C. que puede ser que, ya de entrada, se convierta en un mito, como así lo son nuestros veteranos récords españoles: de jabalí, que data de 1983 , y de muflón, que es de 1991.
El que lo hayan cazado en abierto y que el joven cazador no pertenezca a ninguna saga económica, o a familia de relumbrón social, es otro motivo de alegría. Parece ser que el dinero o el apellido no han sido determinables para alzarse en lo más alto del escalafón corcero.
Ya tenemos una decena de trofeos de corzos abatidos en España que han superado los 200 puntos, y lo han hecho tan solo a partir de 1999, hace menos de veinte años. Siendo nuestro país, en este periodo, el origen del mayor número de corzos por encima de esos soñados 200 puntos, en el siglo XXI.
En España hubo pocos corzos, entre otras cosas porque en las batidas otoñales rústicas se disparaban sin recato alguno a las corzas (los machos habían perdido la cuerna, por tanto todo eran corzas); además, los furtivos en primavera dejaban listo el Pinar Grande de Soria, la Garganta del Río Moros en Segovia, o el Valle del Lozoya en Madrid, por poner tres claros ejemplos, con el sistema habitual del farolín nocturno.
Esta escasez (Montes de Propio en Jerez era la excepción) llevó a muchos cazadores ibéricos fuera de nuestras fronteras; al principio los corzos hablaban ingles o polaco, luego con el derrumbe general del Telón de Acero pasaron a hablar magiar, serbo-croata, búlgaro, rumano.
Pregunté hace muchos años sobre los corzos de cereal en la llanura húngara (Hungría, Yugoslavia, Rumanía), y me quedé sorprendido cuando me respondieron que los corzos comenzaron a abandonar el bosque para adentrarse en el llano a mitad de los años sesenta del siglo XX. Cuando equivocadamente yo creía que estaban allí desde siempre.
En aquella época, cuando no había manera que nuestros corzos superaran los 160 puntos C.I.C., se pensaba que nuestro Capreolus al sur de los Pirineos debería ser una especie diferente de menor tamaño y además se consideraban medallas de oro los 120 puntos C.I.C. en vez de los 130 C.I.C., que era donde comenzaba el dorado metal en el resto de Europa.
En estas estábamos cuando, en el último decenio del siglo XX, empiezan a salir corzos de Soria, de Guadalajara, de Burgos, de Cádiz, de León, de Segovia, de Zaragoza y de Toledo, que se cargan la tesis del párrafo anterior. El corzo, ante el abandono del carboneo, de la recogida de leña, de la emigración a la ciudad, de la rapidez de las talas y de la facilidad de las labores agrícolas mecanizadas abandona el bosque como lo hizo en su día el resto del corzo europeo.
José García Escorial
Si quieres saber más sobre el corzo, en Trofeo Caza podrás descubrir toda la información relacionada con una de nuestras especies cinegéticas más representativas, la infografía anual del corzo, consejos para recechar corzos, las mejores armas para la caza de esta especie, artículos de opinión de expertos, y las mejores recetas para disfrutar con los tuyos.