Decálogo ideal para tener éxito en las monterías la próxima temporada

No moverse, procurar no hacer ruido, montar bien el puesto, localizar los pasos y veredas, aguantar hasta que cumplan las reses… son algunos de las claves que el autor de este artículo nos ofrece para que no nos marchemos ‘bolos’ montería tras montería.

Toma nota… y mucha suerte en la próxima temporada.

Hace unos días, charlando con un amigo montero, le comenté que yo me considero una persona con suerte en las monterías, que independientemente del puesto que me tocase en el sorteo los resultados me solían acompañar; sin embargo él pensaba más bien que eran los conocimientos que tengo sobre montear los que lograban estos resultados y que la suerte no se tiene, se hace.

Esto me hizo reflexionar sobre el asunto: es cierto que llevo desde que tenía cinco años asistiendo a monterías y batidas y que algo habré tenido que aprender por fuerza en los 56 años que tengo.

Fueron mis comienzos por las sierras de mi Córdoba natal, acompañando y teniendo la gran suerte de ser asesorado en los secretos de la montería y del campo por verdaderos maestros de la sierra que por desgracia ya hace años que no están entre nosotros.

Hasta los 16 años les acompañaba de mochilero, a veces me dejaban disparar, y así me hice “novio” con un venado a los 13 años. Y de ahí en adelante, primero con mi inseparable escopeta Víctor Sarasqueta del calibre 16, para más tarde pasar al rifle.

En la actualidad uso un FN 300WM sin visor y con muchos años ya de existencia.

¡Uno que es así de clásico en esto de montear, qué le vamos a hacer!

Mi pasión por la montería tradicional española ha ido en aumento con el paso del tiempo y cada día que salgo a echar el monte aprendo algo nuevo a pesar de llevar más de 50 años en estos lances.

Muchas teorías se han esgrimido acerca de cómo debemos permanecer en un puesto de montería para lograr los mejores resultados, de la influencia del aire, de nuestra experiencia previa, de la suerte…

Hay muchos factores que pueden influir para lograr el éxito. De ello me gustaría hablar en estas líneas.

Para ello vamos a desglosar en varios apartados qué es lo principal que deberemos tener en cuenta.

LOS PREPARATIVOS

Unos paseos los días antes nos pondrán en forma en el caso de que tengamos que andar para llegar al puesto.

Esto cada día es más difícil, pues la tendencia actual es poner al montero en el mismo puesto desde el vehículo.

Pero en las monterías de sociedades aún es factible que tengas que andar un buen trecho para llegar… y estar en forma no viene mal.

Una mirada la noche anterior a la predicción del tiempo en la zona que vayamos a montear nos dará una información vital sobre la vestimenta que debemos llevar.

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Las reses no ven en color, pero sí detectan rápido los colores blancos o de tonalidades parecidas.

Esta vestimenta debería ser cómoda, procurando que los tejidos no fuesen demasiado claros, pues las reses no ven en color, pero sí detectan rápido los colores blancos o de tonalidades parecidas.

Que esta ropa no produzca ruido al movernos será una muy buena ayuda, pues aunque procuremos no movernos en demasía en el puesto, son demasiadas horas de quietud, y un ruido de la ropa al roce o bien con una rama puede dar al traste con todos nuestros planes.

Otra precaución sería el orear estas prendas días antes, pues al estar guardadas en armarios pueden oler a naftalina e impregnar de ese olor el puesto.

Considero elemento principal el calzado: unas botas altas, a ser posible, que nos protejan de golpes o torceduras. Si son nuevas deberíamos adaptarlas a nuestros pies.Ponérnoslas en los paseos que comenté antes puede ser una buena solución para tenerlas a punto el día de la montería.

Otro punto fundamental es lo que vamos a llevar en el zurrón, impermeable y estanco a poder ser. No debemos cargarlo con cosas inútiles que sólo aumentan el peso.

¿Qué deberíamos llevar en el zurrón?

Esto daría para otro artículo. En mi caso llevo mi zurrón curtido de piel de venado y dentro:

  • Un par de calcetines secos
  • Unos metros de cuerda fuerte
  • Una bolsa con un trozo de papel higiénico
  •  Aspirinas
  • Una capa y una gorra impermeables
  • Una navaja afilada
  • El cuchillo de remate (si sabes usarlo, si no es preferible no cargar con él)
  • La bolsa con las balas
  • Cantimplora con agua
  • Un pequeño bocadillo que luego nunca me como.

Punto importante es revisar el arma y tenerla a punto días antes, ya que el olor del aceite que usemos para su limpieza es fácilmente detectable por las reses.

Y no olvidar la documentación que deberá estar en regla para evitar problemas.

En este mundo de la comunicación que nos ha tocado vivir no viene tampoco mal informase por gente de confianza de cómo es la finca.

No confiemos en demasía en lo que veamos por Internet, pues en la mayoría de los casos no es información relevante ni cierta.

Por último, informarse de las limitaciones a la caza que pudiese haber en la zona que vayamos a montear y si es posible hablar con amigos que conozcan la misma, lo que nos ayudará a evitar problemas.

EN LA JUNTA

¿Quién no ha preguntado alguna vez al postor de nuestra armada sobre el puesto que nos ha tocado? La respuesta es bien sabida: “En ese puesto se cobraron la temporada pasada cantidad de reses y es el mejor de la armada”.

Entonces, ¿en quién confiamos para obtener esa información? Normalmente, si el gestor es bueno (y los hay muy buenos y formales), nos dará una información veraz; en caso contrario, el “golimbrear” (en mi tierra, escuchar y ver sin que te vean) por la junta puede darnos una información importante de cómo está la mancha antes de que la pisemos.

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Venteando las reses.

CAMINO DEL PUESTO

Aquí voy siempre callado y pendiente del campo, leyendo lo que me dice. Esos desbarraderos de las reses, los taludes tomados, las pistas y veredas nos pueden dar una idea muy clara de la densidad de reses en la finca, de si está tomada o no.

El campo nos habla si sabemos leer en lo que esconde, y no es tan difícil aprender a descifrarlo. Basta con haber escuchado a los veteranos en estas lides y habernos ejercitado a menudo en paseos que nada tendrán que ver con ninguna próxima echada.

LEER EL CAMPO

Ya estamos puestos, preparado el rifle y tapados por delante y por detrás.

Cuidamos de no movernos más de lo necesario (algo fundamental) y nos preguntamos: ¿por dónde entrarán las reses?

Si yo os dijese que eso es bastante fácil de saber, pensaríais que soy adivino. ¡Nada más lejos de la realidad!

Al llegar he tenido buen cuidado de revisar los alrededores del puesto, lo que llamaríamos la zona de tiro.

Hace años los puestos no eran tales, se denominaban pasos, ya que se colocaban en los pasos naturales de las reses, que en su deambular por la mancha se mueven siguiendo veredas ya marcadas.

En el caso de los ciervos son las hembras más viejas las que enseñan al resto por donde discurren. Eso les facilita la huida.

Hoy en día se colocan los puestos más juntos, procurando cercar un terreno delimitado previamente, no en los pasos. Pues bien, si nos fijamos un poco (y no hay que ser un experto para ello), observaremos las veredas y los cruces por donde pasan las reses.

Esos son los lugares donde en el 95% de los casos pasarán en su huida y por tanto podremos abatirlas. En mi caso, hago un mapa mental del campo que me rodea, procurando observar los mejores lugares donde disparar.

En esto nos puede ayudar mucho la huida de las ciervas, ya que siguen en muchos casos las mismas veredas que las piezas que intentamos cazar. Lo mismo ocurre con los zorros, cuyos caminos son utilizados con frecuencia por los jabalíes.

Ver las distancias a las que se encuentran y los lugares de huida nos permitirán localizar los sitios idóneos para culminar con éxito el lance. Estos pasos y veredas los suelo marcar con unas matas a las que coloco unas piedras para que no se muevan y me sirvan de referencia cuando escuche acercarse una res.

Muchas veces se les oye acercarse pero no se les ve pasar, pues el tiempo es muy escaso. Si sabemos de antemano por dónde pueden intentar cruzar, tenemos ganado mucho.

También las aves pueden ser nuestras aliadas, pues nos avisan con antelación de la cercanía de reses. Por ejemplo las mirlas que suelen acompañar a los jabalíes avisándoles de la presencia de peligros. Con frecuencia el paso de una mirla en vuelo bajo en una trocha nos puede indicar por dónde pasará el jabalí.

UNA VEZ EN EL PUESTO.. ¡SILENCIO Y MÁXIMA ATENCIÓN!

decalogo-monteria-puetoLo fundamental es no hacer ruido al ponerse. Esos portazos, conversaciones en voz alta o ruidos al descargar pueden hacer fracasar el día. Las reses están ya pendientes al oír los sonidos anormales y están en guardia, prestas a escapar.

Lo primero y capital es preparar el arma, cargarla y tenerla a mano. Esto es una de las primeras cosas que me enseñaron y que mejores resultados me ha dado a lo largo de los años. ¡Cuántas reses no se han levantado de sus encames al poco de estar en el puesto!

Esta no pequeña precaución nos puede hacer empezar bien la jornada montera. Una vez colocados el zurrón, la funda del rifle y con el catrecillo bien asentado, deberíamos ver cómo nos cubrimos.

Por delante, unas matas que camuflen nuestra silueta no vendrían mal, pero no debemos abusar en demasía de colocar ramas delante del puesto, pues conviene no olvidar que las reses pasan cerca de éste casi todos los días y que el ver elementos extraños les hará desconfiar y no entrar a tiro.

Muy importante es cubrirnos por atrás para no ser descubiertos por las reses si entrasen por ahí. Esto, que se olvida a menudo, es causa de fracasos que se evitarían fácilmente.

Nos aseguraremos de no hacer viso con nuestra silueta, pues es uno de los errores más frecuentes. ¡La cantidad de asistentes a monterías colocados de tal forma que destacan sobre su horizonte y que luego se quejan de la mala suerte que han tenido porque no les entró nada!

EL VIENTO TE HABLA….. SI LO SABES ESCUCHAR

En esto todo el mundo está de acuerdo: el viento es muy importante en una montería, y por ende en nuestro puesto. No voy a negar que esto sea así, es importante ver de dónde corre el viento, pero no es fundamental en muchos casos, y me explico: ¿a qué distancia nos puede oler una res?

Desde luego a mucha menos distancia de la que llegan las balas de nuestros rifles. Para cuando nos detectan por nuestro olor que les lleva el viento y se paran a ventear y comprobar de dónde les viene el peligro, es demasiado tarde para ellas. Ya las hemos visto y esa pequeña parada hasta nos ayuda a abatirlas.

¿Qué precauciones debemos tomar con el viento?

Como en todo, nuestra actuación depende del momento. Por ejemplo, en un puesto colocado en lo hondo de un barranco el viento no parará de revocar haciendo imposible toda precaución, situación que variará si estamos colocados en la cima de un promontorio, ya que ahí el viento no será tan importante.

A veces me preguntan si es conveniente hacer una hoguera en el puesto en días de frío. Yo les comento que he cobrado reses con una candela. De todas formas, hay que tener mucho cuidado con encender fuego en el monte.

Las reses, en la mayoría de los casos y si no vienen acosadas, procurarán la huida con el viento a su favor, no lo olvidemos.

SITUACIÓN DEL  PUESTO

Ya comenté que hoy en día se busca la comodidad del montero, aun en detrimento del paso. A la hora de “montar el puesto”, como dice mi buen amigo y gran montero Lolo Mialdea, es importante también la situación del puesto que nos corresponda.

Si es una traviesa nos pueden entrar las reses por todas las direcciones. Aquí tendremos que tener muy en cuenta la selección de lo que vayamos a disparar. Si nos quedamos quietos en estos puestos y sin hacer ruido, con nada que nos tapemos, las reses nos entrarán aunque vayamos vestidos de “lagarteranas”.

En los puestos de carriles o cortafuegos deberemos saber por dónde sueltan los perros para esperar a las reses de espaldas a la suelta. De esta forma podremos disparar con más seguridad y precisión. Al pasar los perros deberemos cambiar de posición (el clásico “cara y cruz”), de modo que los canes nos entren siempre de espaldas.

Esto reza para zonas como Castilla-La Mancha, donde abundan los cortaderos, siendo al contrario en Sierra Morena, donde volveremos cara siempre hacia donde pueden entrarnos las reses, consiguiendo así la ventaja importante de la vista que repara en el jabardeo del animal.

En los puestos de “paso” la precaución consiste en no colocarse en medio de los mismos para evitar que las reses nos arroyen. En estos puestos deberemos tener máxima precaución para evitar que los jabalíes, en particular, se nos cuelen. Aquí, en mi opinión, sobran las miras, ya que el disparo debe de ser muy rápido y a tenazón.

En los puestos que yo llamo de balcón y que ahora suelen llamar de testero, todas las ventajas son para el tirador. Mucho ángulo de tiro, ya que las reses en la mayoría de los casos no nos divisarán antes que nosotros a ellas. Aquí la precaución es no hacer viso y quedarse lo más inmóvil posible.

Y nos quedan los puestos que yo llamo de relleno: los colocados para evitar que se vacíe la mancha por esos lugares, pero que no son el paso natural de las reses. En estos puestos es donde podemos aplicar nuestros conocimientos monteros para lograr resultados.

En resumen, no moverse, procurar no hacer ruido, montar bien el puesto, localizar los pasos y veredas de las reses cerca del puesto, aguantar hasta que cumplan las reses, no ser un “agonías” queriendo tirar a todo sin respetar a los puestos vecinos, seguridad en lo que hacemos, estar atentos a todo lo que pasa a nuestro alrededor, saber leer el campo y aprender de los expertos monteros, sería el decálogo ideal para lograr buenos resultados.

Al final solamente nos queda hacer nuestra suerte. Si vamos preparados nada nos puede fallar. Y recordar que el lance debería ir antes que el trofeo.

Los buenos lances son los que recordaremos toda nuestra vida.

¡Mucha suerte y buena temporada montera!

Y que el sonido de las campanillas de nuestras rehalas en las monterías nunca se deje de escuchar por nuestras sierras.

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NO NOS PRECIPITEMOS LA SEGURIDAD ES LO PRIMERO

Un aspecto también fundamental es el de la seguridad: evitar accidentes en una modalidad en la que se usan armas de fuego.

En primer lugar, mucho cuidado con el arma, no apuntar a nada que no sean las reses (“al cielo o al suelo en todo momento”). Yo acostumbro a quitar el seguro en el momento de disparar y lo cierto es que no se pierde tiempo si estás acostumbrado.

Disparar a los visos jamás. La bala debe enterrarse siempre en el suelo, así que nos aseguraremos de ello antes de efectuar el disparo.

Si no sabemos cómo rematar una res es mejor dejar que lo haga siempre alguien que sepa. Disparar a una res rodeada de perros es una temeridad, tanto si es un agarre como si van muy cerca de ella.

Y lo último, pero no por ello menos importante, es no moverse del puesto hasta que nos recoja el postor, una muy buena medida para evitar accidentes.

Y desde luego no ponerse a pistear una res antes de la finalización de la montería.

Félix Sánchez Montes

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