Cinco parques naturales de la Comunidad Valenciana tienen una sobrepoblación de jabalíes y arruís que está impactando sobre otras especies amenazadas y repercuten negativamente en la actividad humana. Así lo han reconocido en la Consejería de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, desde la que se ha puesto en marcha un plan para controlar este exceso de población de ungulados cinegéticos en una extensión de 6.200 hectáreas protegidas.
Este proyecto de control de jabalíes y arruís cuenta con fondos europeos y está impulsado por la Dirección General de Medio Natural valenciana. La sobrepoblación afecta a los parques naturales de Marjal de Pego-Oliva, Prat de Cabanes-Torreblanca, Desert de les Palmes, la Font Roja y Serra de Mariola. Según ha informado la consejería que encabeza Mireia Mollà, «la sobreabundancia de estos animales impacta sobre especies de flora amenazada, nidos de ave o la población del conejo de monte, presa de otras especies en situación de riesgo».
La Administración valenciana reconoce que en los espacios naturales señalados existe un exceso de jabalí «muy superior al estado de normalidad». En el caso del arruí, su población se erradicará ya que «está calificado por la normativa estatal y autonómica en los espacios naturales protegidos como especie invasora con directrices de gestión encaminadas a la erradicación».
Los trabajos de control de ungulados van a ser realizado por el Grupo Vaersa, la empresa pública de la Generalidad Valenciana, que dispondrá de un presupuesto de 700.000 euros y un plazo de 24 meses para realizarlos.
El proyecto consta de una primera fase para conocer la densidad de las dos especies objetivo mediante muestreos, y además evaluar las especies de flora y fauna cuya conservación está comprometida por la sobreabundancia de estos ungulados silvestres y cinegéticos. Una vez recogidos estos datos, los técnicos «propondrán las acciones necesarias para reducir las poblaciones de jabalí y arruí» y recabarán la opinión de los colectivos implicados como ayuntamientos, cazadores, conservacionistas o agricultores.
En la fase de ejecución se aplicarán las medidas directas e indirectas establecidas para controlar el exceso de población. Desde la consejería aclaran que este tipo de trabajos «tienen un importante componente de investigación para conocer mejor el impacto de especies cada vez más abundantes frente a otras cada vez más escasas».